artesanía de cuero única y original ARTESANIA JOCAVARAL

domingo, 12 de julio de 2015

Pitillera


Espejo-mandala







Fundas para tabaco de liar


Cartera-monedero


Cartera-monedero


Cartera monedero


Carteras


Carteras


Pulseras y trenzas para el pelo


jueves, 3 de julio de 2014

BREVE HISTORIA DEL CUERO




  El cuero natural es el pellejo que cubre la carne de los animales después de curtido y preparado para su conservación y uso domestico e industrial. La piel es el subproducto más importante transformándolo en cuero.

  La palabra cuero proviene del latín curium (piel de los animales, curtida). El cuero en definitiva proviene de una capa de tejido que recubre a los animales y que tiene propiedades de resistencia y flexibilidad bastante apropiadas para su posterior manipulación. La capa de piel es separada del cuerpo de los animales, se elimina el pelo o la lana, salvo en los casos en que se quiera conservar esta cobertura pilosa en el resultado final y posteriormente es sometida a un proceso de curtido. El cuero se emplea como material primario para otras elaboraciones.


   ALBORES DE LA HISTORIA Y MUNDO ANTIGUO


En realidad, el origen de las pieles animales como elemento para el uso humano se remonta a la Prehistoria. El cazador anónimo que un buen día, tras comparar su cuerpo desnudo con el de un animal recién abatido, constató su evidente inferioridad en cuanto a protección térmica y, saqueando a su víctima, se cubrió con una masa caliente de pelo y sangre, no es otro que el inventor de la piel, la materia más aislante jamás hallada.

La tecnología elemental del curado por salazón, por secado o por ahumado, perdura hoy todavía en pueblos de Africa, América o Polinesia. Por otra parte, se ha constatado que hacia el 6000 a.C. con el cuero ya no sólo se elaboraban vestimentas, sino bolsas, cojines, sandalias, ...

A pesar de leyendas como el Vellocino de Oro de Jasón y los Argonautas, y Hércules y el león de Nemea, para el mundo helénico las pieles constituían un símbolo de pobreza. (véase Odisea, XIII).

Es en el antiguo Egipto donde tuvieron lugar las grandes innovaciones: se ha constatado el primer curtidor en un sarcófago de Ti, hacia el 2850-2700 aC. También, en las antecámaras de la sepultura de Tutankamon, abundan objetos de piel, destacando un fragmento de cinturón de cuero rojizo, con repujados representando pavos reales, que data de la dinastía SVII, es decir, unos 1500 años antes de Cristo.

En el mundo persa, un relieve de alabastro del siglo VII a.C. proclama la importancia de la piel en dicha sociedad: representa al rey asirio Asurbanipal en una cacería de leones, vistiendo un ancho cinturón-de piel- y botas acordonadas -de piel-, rodeado por un grupo de sirvientes que portan carcajes -de piel- llenos de flechas, y van calzados con botas -de piel- o sandalias -también de piel-.

Cuando Alejandro Magno entró en contacto con el mundo persa comprobó la importancia de la piel para aquellas gentes. Cuentan que, mientras perseguía al traidor Besso, asesino de Darío, tropezó con el río Oxus y que, a falta de madera, utilizó como flotadores tiendas de piel cosidas herméticamente.


EDAD MEDIA HASTA EL SIGLO XVII

Los ciudadanos romanos comenzaron por despreciar a los germanos, sucios, melenudos, barbudos y vestidos con burdas pieles, sin considerar que en sus remotas tierras de allende el Rin, gélidas y duras, éstas les servían de protección contra el frío. Se burlaron, por tanto, del aspecto de los bárbaros, cuyos aderezos a base de orejas de lobo, cabezas de oso o cuernos en el casco, no hacían sino aumentar su parecido con las bestias salvajes. Después, el trato constante, el hábito de verlos a diario, originó un curioso proceso: primero a modo de parodia o de disfraz para los días de carnavales, por puro sentido práctico más tarde, fueron adoptando alguna de aquellas prendas tenidas hasta entonces por aberrantes y de baja estofa.

Para el año 1000, la moda de las pieles se ha impuesto en todo el Occidente cristiano incluyendo, con suslógicas variantes, a la Península Ibérica, así como en el mundo árabe del Oriente Próximo, norte de Africa y España musulmana. No obstante, el terror supersticioso ante el advenimiento del milenio llevará a muchos grandes señores y a algunos ricos comerciantes a desprenderse de sus riquezas -las pieles entre ellas-, en un desesperado intento de comprar su salvación.

La Península Ibérica estaba predestinada a mantener una relación privilegiada con la piel. La definición que de Hispania ofrece Estrabón: "Hispania es semejante a una piel extendida a lo largo de Occidente a Oriente", merece una explicación. Cabe suponer que se refiere a un toro pues, además de ser la más común, constituía una medida de longitud muy empleada.

Durante la Edad Media, el papel de la piel en tanto que material para la confección de un sinfín de objetos no cesó de cobrar importancia. En la España musulmana, Córdoba se convierte en una de las ciudades más importantes de Europa. En el siglo X había en ella una enorme variedad de talleres que ocupaban a unos 13.000 tejedores. Arabes y judíos trabajaron conjuntamente el cuero en el Andalus, alcanzando en algunas ciudades -Córdoba y Granada- un extraordinario refinamiento. La industria de la piel se diversificó en gran medida, y dio lugar no sólo a objetos de consumo habitual, sino también a otros destinados al lujo.

Ramón Llull, en torno al año 1290, escribe el Llibre de les Bèsties, -parte integrante del Llibre de Meravelles o Fèlix- que constituye un auténtico filón para el estudio de la relación entre las pieles utilizadas en la curtición y los animales que las procuraban. Aunque en el Llibre de les Bèsties aparecen unos cuarenta animales, sólo algunos tienen el honor de prestar su pellejo a los artistas curtidores o peleteros. Son los siguientes, y ofrecemos sus nombres traducidos al castellano: oveja, cabra, carnero, macho cabrío, gamuza, ciervo, buey, caballo, asno, conejo, liebre, león, zorra, leopardo, oso y osa, pez, serpiente, lobo, elefante, jabalí, gato, perro, ratón y rata. En realidad, desde los tiempos de Ramón Llull hasta nuestros días, en materia de suministro de pellejos, no se han producido grandes innovaciones, salvo en el apartado correspondiente a la peletería de lujo.

El valioso legado musulmán se conservó hasta bien entrado el siglo XVII, y así se ve en el lenguaje, en palabras como cordobán (cualquier tipo de cuero tratado con corteza de encina), tafilete (que, olvidando sus características diferenciales: piel de cabra curtida y pelada, muy fina y flexible, pasa a ser la designación de los cueros tratados con zumaques), y guadameciles (cueros adobados y adornados con dibujos de pintura o relieve y usados comúnmente como colgaduras), que deben su nombre a la toponimia árabe.

  Usos.

 Vestimenta.

   Históricamente el mayor uso dado al cuero es el de vestido y calzado, hasta el punto de ser la primera materia prima de la que se tiene constancia que se usara para vestir. Actualmente en este campo se utiliza principalmente en la fabricación de ropa de abrigo y calzado.

 Construcción.

   Otro uso histórico del cuero fue en la fabricación de tiendas transportables, cubiertas, puertas y fabricación de canoas y barcas.

 Militar.

   Hasta el perfeccionamiento de las armas de fuego el cuero se empleó en la fabricación de armaduras ligeras, escudos y fundas de armas. Su uso para la fabricación de monturas y aparejos para caballerías, botas de calidad, etc, hace que su utilidad militar se mantenga incluso bien entrado el siglo XX.

 Herramientas.

   Tradicionalmente se utilizó en la fabricación de cuerdas, cinchas y correas, arneses para caballerías o animales de tiro.       Actualmente su uso en los países occidentales está limitado a los arneses de equitación.

 Encuadernación.

   La mayor parte de los códices de la Edad Media se han conservado hasta hoy en día gracias a que fueron escritos en pergamino. Disponemos de un considerable número de escritos religiosos, conventuales y nobiliarios, pertenecientes al período comprendido entre los orígenes de la patrística y la aparición de la imprenta. No obstante, el pergamino tuvo que enfrentarse, a partir del siglo XI, con un descubrimiento: el papel introducido en España y posteriormente en el resto de Europa, por los árabes.

  Hoy en día se emplea el cuero en encuadernación, sobre todo es un material empleado en la cubierta de los libros.

  Tipos de cuero.

 El distinto origen, tratamiento de curtido y posterior elaboración del cuero proporciona un producto final muy distinto.

  Según su procedencia.

 Los cueros tienen diferentes tipos según la procedencia de las pieles, y difieren en su estructura según sean las costumbres de vida del animal originario, la edad del animal, el sexo, y la estación del año en la que fue tratada. La primera categoría podría ser:

• Bovinos

• Caprinos

• Porcino

• Equinos

• Nutria

• Chinchilla

• Reptiles

• Peces Se emplea a veces la piel de los tiburones.

• Cérvidos tales como ciervos, gamos o renos.

  Según tratamiento post-curtido.

• Cuero cocido: Cuero endurecido por el sistema de introducirlo en agua, cera o grasa hirviendo. Por este procedimiento las fibras de colágeno se acortan, y la pieza de cuero se encoge y se hace rígida y mucho más dura. Si se emplea solamente agua, el resultado es quebradizo, pero si se emplea cera o grasa, esta empapa la pieza y el resultado es mucho más resistente. En los escasos minutos en que la pieza se enfría, resulta muy moldeable, manteniendo después la forma obtenida una vez que se endurece. No todo el cuero curtido sirve para esta práctica, habitualmente se emplea el cuero de curtido vegetal.

  Históricamente este procedimiento se empleaba para fabricar armaduras de cuero, pero también se ha utilizado para encuadernación de libros o la fabricación de pequeños muebles o cofres. Actualmente se utiliza en artesanía,  recreacionismo,  rol en vivo e incluso para escultura.

• Cuero engrasado: Cuero engrasado para aumentar su resistencia al agua. Esto repone los aceites naturales que permanecen en el cuero después del proceso de curtido, que se pierden con el uso continuo. Todo el cuero curtido puede recibir tratamiento de grasa, aunque los cueros curtidos con productos naturales, al ser más porosos absorben mejor la grasa. El engrasado frecuente mantiene el cuero flexible, impide que se vuelva quebradizo y alarga sensiblemente su conservación.

• Cuero teñido: Cuero tratado con colorantes para conseguir tonos decorativos. Todos los tipos de curtido se pueden teñir. Para teñir los cueros en artesanía se utilizan tintes de anilina disueltos en alcohol, aplicados con un algodón o tela o bien pinturas acrílicas aplicadas habitualmente con pincel. Las primeras proporcionan unos colores translucidos, similares a los obtenidos al pintar sobre cartulina con acuarela, y es necesario pintar todo de una sola vez, pues de una vez para otra el alcohol se habrá evaporado y el color resultante habrá cambiado de tono. Los acrílicos, por el contrario, proporcionan un color uniforme. En el cuero de uso industrial se emplean todo tipo de pinturas y disolventes, dependiendo del tipo de cuero que se quiera obtener como resultado final, aplicándose habitualmente por procedimientos de inmersión.

• Charol: Cuero cubierto con una o varias capas de barniz de poliuretano que le da un brillo característico. Este tratamiento impermeabiliza el cuero y lo hace más resistente.

  HISTORIA DEL REPUJADO.

   El trabajo sobre metales cuenta con una larga tradición cultural. Ya desde la antigüedad aparecen bellas piezas en ese material y es a mediados de la Edad Media cuando éstas alcanzan un elevado nivel estético y artístico. El repujado es una técnica muy antigua, proviene de Europa y se deriva de los Iconos, que son imágenes sagradas y religiosas, pintadas en tablas. A partir del siglo XII el repujado comenzó a tomar auge ya que en esa época los íconos eran puestos a disposición de los feligreses para venerarlos, pero con el humo de las velas y la cercanía de las veladoras, las pinturas con el tiempo comenzaban a mancharse. Entonces  empezaron a cubrirlos con metales preciosos como el oro y la plata para protegerlos del humo y para que no se estropearan al tocarlos. Esta técnica se usó unos siglos y después se olvidó. Más tarde, ya en el siglo XX, a partir de los años '20 y '30, se empezó a hacer repujado en Europa, principalmente en Francia, y comenzó toda una industria  pero ya no se hacían íconos sino que se realizaba lo que se llama el arte objeto como lámparas, floreros, cajas, marcos y charolas, entre otros. Nuevamente se perdió este arte a causa de las guerras y no fue sino hasta hace unos 20 años, que comenzó a tomar  auge en  Europa (principalmente en España) y México. 

    El nombre de repujado se deriva de la palabra francesa “repulsare” que  significa empujar  hacia  afuera  o  como  vocablo  latino,  labrar  figuras  o  adornos  de  relieve  en metal o cuero.

   El repujado es una  técnica de artesanía que consiste en trabajar planchas de metal, cuero, u otros materiales de similares características para obtener un dibujo ornamental en relieve. El repujado en metales se limita principalmente al trabajo de materiales blandos como latón, bronce, estaño, oro o plata. Es considerado como una de las artes menores (útiles) en especial de la rama de las artesanías.


   Se realiza trabajando con buriles de diferentes tamaños y formas desde el envés de la pieza, dispuesta sobre una superficie blanda que permita la progresiva deformación de la superficie trabajada. De esta forma, el artesano trabaja en "negativo", hundiendo más aquellas zonas que deben obtener por el lado contrario mayor relieve.

   Los detalles finales del dibujo se obtienen trabajando en el derecho de la pieza, perfilando el dibujo con buriles más finos para obtener una mayor definición.

   El paso final consiste en reforzar la pieza para evitar que el dibujo conseguido pueda deformarse con su uso posterior. Dependiendo de la naturaleza del material trabajado, esto puede obtenerse endureciendo la pieza o rellenando el hueco posterior con un material maleable como cera, yeso o alguna goma que al secar sea lo suficientemente dura para no permitir la deformación del dibujo.

   En el repujado en cuero se trabaja por la parte del envés procurando que la masa que se coloca en el revés de la pieza (por ejemplo, plastilina) sea la que empuja las partes a repujar hacia arriba. Por tanto se va añadiendo poco a poco y se van repasando los contornos alternativamente.

   En el trabajo que nos ocupa de repujado en cuero esto lo realizamos superponiendo capas de cola de polivinilo y papel de periódico.

  EL REPUJADO EN CUERO.

   El curtido de pieles se debió practicar en los pueblos más remotos por medio de sustancias grasas pero es muy probable que ya los fenicios curtieran con tanino y que poseyeran también el arte de colorear las pieles, de quienes sin duda lo aprendieron los griegos y romanos que empleaban el cuero por ejemplo en sus escudos. Los árabes, y anteriormente otros pueblos nómadas, hacían gran uso de las pieles curtidas para sus tiendas móviles.

   El repujado del cuero es un arte practicado por los árabes españoles y que más tarde fue restaurado por el alemán Clauson Kaas.

   Este repujado se practica a mano. El cuero ha de trabajarse por las dos caras, en una de ellas se dibuja y se repuja luego por la otra al reverso. Se emplea el repujado en cuero para encuadernaciones de lujo, tapas y carteras, marcos para retratos, asientos y respaldos de sillas, biombos, almohadones, delanteros de chimenea, etc. con decoraciones a gusto del artífice, ya doradas, ya coloridas, pirograbadas con aplicaciones de metal y esmaltes y demás combinaciones.

   Desde el siglo VIII establecieron los árabes la industria de los guadamecíes (guadamecí es un cuero pintado o labrado artísticamente, con superficie dorada o plateada (Brocado)) en España, principalmente en Córdoba cuyas producciones gozaron de fama europea por lo menos, desde el siglo XI. Le siguieron Sevilla, Toledo y otras poblaciones, entre las que figura Barcelona desde principios del siglo XIV, si no antes. En los siglos XVI y XVII se imitaron en Francia y desde el XV en Flandes y Venecia  los guadamecíes cordobeses y en dichos siglos pero ya desde el siglo XIV se empleaban estos productos industriales y artísticos para tapizar el suelo y el interior de lujosas habitaciones y así mismo para frontales de altar y se construían muebles forrados con preciosos guadamecíes en Italia, Francia, España, etc. Los más comunes entre ellos son los cofres y arquetas, las sillas, los estuches variados y las tapas de libros cuyos forros artísticos de cuero llevan pinturas y repujados con el estilo propio de su época. Dichas tapas suelen ser de estilo mudéjar en los siglos XIV, XV y principios del XVI y platerescas durante el último, en España, con otras semejantes de Italia.

   Entre los monumentos más célebres en España se puede citar el forro de cuero dorado de la arqueta de Palencia, los guadamecíes dorados y pintados que decoran la techumbre de dos salas en la Alhambra de Granada, un curioso armario decorado con piezas de guadamecí llenas de repujados platerescos que figuró en la colección Spitzer de Viena y varias encuadernaciones con repujados mudéjares y platerescos como el Misal de Toledo del siglo XIV y otros en bibliotecas particulares.

El repujado es una técnica  con la que se pueden obtener verdaderas piezas artísticas haciéndolas cuidadosamente y con mucho esmero.